Que se sepa: en Córdoba también hay vino.

Y sí, aunque muchos aún lo desconocen, la provincia de Córdoba produce vinos y, por cierto, de muy buena calidad. De hecho, esta provincia fue la primera en elaborar estos caldos, allá, por el siglo XV, de la mano de los jesuitas.

Dotada de suelos fértiles, varias de sus localidades son aptas para el cultivo de vid. Sin embargo, su clima lluvioso y húmedo, que en muchos casos excede las necesidades de planta, complejizan su producción. En términos de participación, la provincia sólo produce el 0,06% del vino argentino, no obstante su relevancia no se mide por su  cantidad sino por su calidad.

Fue así como en busca de conocer más sobre el vino cordobés visitamos la bodega “Terra Camiare”, ubicada en Colonia Caroya a 52km de la ciudad de Córdoba. Esta bodega llamada en sus orígenes Nanini, fue adquirida en el año 2015 por la familia Mizzau, que la rebautizó destacando el vocablo “Terra” que evoca el latín utilizado por los sacerdotes Jesuitas, pioneros en la producción de vino en Córdoba, mientras que “Camiare” reivindica a los aborígenes que ocupaban la región.

Tan sólo llegar a la bodega es posible apreciar el viñedo conformado por nueve hectáreas, que en esta época del año luce completamente verde y prácticamente listo para la cosecha. Las primeras plantas en advertirse son Ancellota e Isabella. Esta última, típica cepa cordobesa, se caracteriza por la intensidad de su perfume, que nos embriagó tan pronto como nos acercamos, cualidad que luego se traslada a los vinos, los que se dan sumamente aromáticos.

Tras ello, avanzamos hacia el área de producción, allí, donde se produce “la magia”. Nos encontramos con el enólogo Gabriel Campana, responsable de los exquisitos vinos que más tarde fuéramos a probar. Una vez dentro de aquel lugar, pudimos probar “la magia”. Iniciamos degustando, directo de la barrica, un Semillón 2018, que ostentaba un dorado brillante muy intenso, consecuencia de la maceración por doce días entre el mosto y la parte sólida de la uva. De un perfume muy frutal y dulce, en boca, sin embargo, mantenía una excelente acidez y era completamente seco. Con tan sólo dos barricas de este vino, su disfrute está reservado para unos pocos afortunados, entre los que tuvimos el privilegio de formar parte. Proseguimos por degustar, directamente de tanque, los Malbec que en un tiempo más se fusionaran para dar origen al Socavon reserva Blend de terriors. Así, continuamos por casi dos horas charlando con Gabriel, quien con mucha pasión nos compartió los detalles de cómo elaboran las distintas líneas de sus vinos, siempre con uvas oriundas de la provincia, dotándolo del orgulloso sello 100% cordobés.

Finalmente llegó la hora del almuerzo y con ella el momento de disfrutar los vinos de la bodega. A continuación, nos adentramos por entre los viñedos donde una hermosa pérgola anidaba una acogedora mesa servida, preparada para podernos deleitar. Comenzamos degustando el rosado Navira Rosé 2018 (40% Syrah, 40% Merlot, 20% Malbec), fresco, herbal y frutado que acompañó unas exquisitas empanadas de carne. Luego vendría el momento de los tintos, primero el Socavon Malbec reserva 2017, Blend de terriors que conjuga las características de Quilino Norte (50%), Las Playas-Cruz del eje (30%) y Colonia Caroya (20%), entra sedoso y persiste en  boca, donde la fruta está presente con taninos maduros y dulces. Continuamos con el Socavon Cabernet-Cabernet 2017, mixtura de Cabernet Sauvignon (70%) con Cabernet Franc (30%), cuya equilibrada acidez y taninos redondos ensamblaron a la perfección con el asado al asador preparado a metros de distancia. Para cerrar, el clásico  postre vigilante (queso y dulce), al cual lo maridamos con un Indama Rosé de Isabella 2018, exótico y muy aromático, levemente dulce en boca, y con una nota a frutilla característica de la cepa.

Y fue allí que, con copa en mano, cerramos la tarde en ese precioso lugar rodeado de los viñedos que en pocos días darán principio a una nueva vendimia, la que traerá consigo nuevos vinos de esta joven bodega que promete exponentes de gran calidad.

Comunicadora del vino 

Apasionada por vid y los frutos de su transformación,  ávida por transmitir el mundo del vino. Escritora por vocación, realizó programa intensivo de Sommelier en la EAS (Escuela Argentina de Sommelier), y otros cursos en la EAV ( Escuela Argentina de Vinos).

Paulita Lima

Comunicadora del vino 

Apasionada por vid y los frutos de su transformación,  ávida por transmitir el mundo del vino. Escritora por vocación, realizó programa intensivo de Sommelier en la EAS (Escuela Argentina de Sommelier), y otros cursos en la EAV ( Escuela Argentina de Vinos).

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