Goteras en el techo, goteras en el alma: una comedia que nos hace fugas en el corazón

Crónica teatral de Goteras, una comedia de ciencia ficción protagonizada por Fernando Albizu y Gonzalo Ramos en el Teatro Bellas Artes de Madrid. Reflexión divertida y melancólica sobre el tiempo, los sueños y la versión futura de uno mismo.

El verano en Madrid se ha soltado la melena. Las terrazas están llenas, los abanicos se agitan como banderas de tregua, y los pasos por la Gran Vía suenan a rutina feliz de viernes. Paseaba sin rumbo (mi especialidad), cuando choqué de frente con alguien que caminaba igual de distraída que yo. Una de esas colisiones que terminan en disculpas automáticas… hasta que levantamos la mirada y nos reconocimos.

—¡Almudena! —exclamé.
—¡El cronista perdido! —respondió ella. Y sí, yo era ese.

La Rectora, como la llamo por su sabiduría (y por cariño), tenía un plan muy poco común: perderse a propósito por el Madrid de hace 30 años… sin moverse del presente. Me señaló las cúpulas de la Gran Vía y empezó a hablar de la ciudad como si acabara de salir de una máquina del tiempo. Yo la seguía como quien escucha un conjuro.

Casi sin darnos cuenta, aterrizamos en el Teatro Bellas Artes, donde un cartel nos llamó la atención: Goteras. Leímos juntos la sinopsis. Y con esa lógica que solo tiene el azar bien dirigido, decidimos entrar. Entramos a ver una comedia de ciencia ficción… sin saber que saldríamos tocados por una bomba emocional de precisión quirúrgica.


La obra: Goteras

Un joven dramaturgo (Gonzalo Ramos) recibe una visita inesperada: su yo del futuro (Fernando Albizu), que vive justo en el piso de arriba y ha venido por una filtración en el techo… o eso dice. Porque en realidad viene a arreglar algo mucho más complejo que una gotera: el rumbo de su propia vida.

La premisa, que parece absurda, pronto se convierte en espejo: ¿y si pudiéramos hablar con quien seremos dentro de 30 años? ¿Nos daríamos un consejo? ¿Un abrazo? ¿Un par de bofetadas emocionales?


El elenco
Fernando Albizu, impecable, mezcla ternura y sarcasmo con una naturalidad que desarma. Su presencia en escena es como una gotera insistente: te cala sin que te des cuenta.
Gonzalo Ramos, vibrante, fresco, con el entusiasmo y la ansiedad de quien aún cree que el futuro está por escribir.
Y Gloria Albalate, que aparece como una pieza clave de este puzle temporal, completa el reparto con solvencia.

La dirección de Borja Rodríguez es un hallazgo: permite que el texto respire, que las emociones se acumulen como en una presa a punto de romperse. Y cuando rompe… te inunda.


Reflexiones que caen como gotas

Goteras no solo habla del paso del tiempo. Habla de las expectativas que teníamos a los 20, de los sueños que abandonamos sin querer, de los caminos que tomamos sin mapa. Es divertida, sí. Pero también punzante. Porque el público no solo se ríe: se reconoce.

Al terminar, el teatro entero aplaudió con esa energía que solo se reserva para las obras que tocan fibras. Almudena, mi querida Rectora, salió en silencio. En la Gran Vía, me soltó un “ufff” que valió más que mil críticas.
—Qué fuerte fue este viaje en el tiempo —me dijo.
Y lo fue.

Porque en el fondo, todos tenemos una gotera.
Y esta obra… nos pone justo debajo de ella.

2 thoughts on “Goteras en el techo, goteras en el alma: una comedia que nos hace fugas en el corazón

  1. Una obra preciosa, mezcla humor y tristeza, sin dejar poso amargo, más bien te invita a VIVIR, disfrutar del “camino” . Una crónica mas bonita todavía, donde asoma el enorme corazón y sensibilidad de quien la escribe.
    Que mejor manera de disfrutar de una tarde que viendo GOTERAS, y si es en tan buena compañía , ?que más se puede pedir?

Responder a La Cordobesa Cancelar respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *