VACÍO: una pieza de piezas acumulativas para hablar sobre el trastorno por acumulación en El Umbral de Primavera
- Se trata de la presentación del primer proyecto de la compañía Cráter, que podrá verse todos los domingos de abril dentro del ciclo [abril imaginario].
- ‘VACÍO’ es una pieza compuesta de piezas, así el espectador podrá elegir entre dos experiencias: un espectáculo teatral o un recorrido itinerante. Ambas incluyen una instalación y un documental.
- Dirigido por el creador valenciano Pablo Alamá, la pieza parte de la base de que todos nos vemos afectados por el trastorno de acumulación y que éste va más allá de lo material, traspasando las barreras digitales.
Entrevistamos a Javier Pardo
¿Qué aspecto de tu personaje en esta obra te resulta más desafiante y por qué?
Yo creo que lo más desafiante es que, al final, tanto María Solanes, mi compañera, como yo
nos enfrentamos a varios personajes en una misma obra. En mi caso, soy un influencer, soy
distintas personas que se graban un TikTok o un reel y lo suben, soy un personaje de
telenovela y también soy yo mismo.
En este sentido está siendo un trabajo actoral desafiante porque te obliga a estar en varios
estados casi a la vez y en menos de 90 minutos. ‘VACÍO’ es una acumulación de formatos y
creo que a nivel interpretativo también es una acumulación de personajes y de historias.
¿Qué diferencia esta obra de otras en las que has participado anteriormente?
El formato es clave. Estamos hablando de una pieza que es una obra de teatro, una instalación,
un recorrido itinerante y también un documental. Hablamos del trastorno por acumulación de
una forma transversal, con distintos lenguajes aunque con un hilo que cohesiona a todas esas
piezas del puzle.
Además, creo que es un tema con el que cualquiera se va a sentir identificado porque todos
acumulamos cosas: ropa, objetos, y también archivos digitales, que aunque no son físicos
también ocupan un espacio en el mundo y contribuyen a generar más contaminación.
¿Cuál es el mensaje o la temática principal que crees que esta obra transmite al público?
Pues que todos en mayor o menor medida tenemos ese Síndrome de Diógenes. Parece algo
intrínseco al ser humano. Tenemos apego a las cosas, nos cuesta deshacernos de ellas porque
las relacionamos con algún capítulo de nuestra vida o porque tienen un significado para
nosotros y sin darnos cuenta vamos acumulando y acumulando.
Por otra parte, también transmite esa idea de la saturación, de lo contaminados que estamos
por nuestra manera de consumir en la actualidad. Pasamos horas en redes sociales o viendo
contenidos en plataformas digitales, ¿quién no se ha pasado una hora viendo TikTok sin darse
cuenta? A mí me pasa constantemente.
¿Hay alguna escena en particular que te haya impactado especialmente durante los
ensayos?
En la pieza teatral tenemos una escena documental en la que, por audio, escuchamos diversos
testimonios de personas que tienen o han tenido trastorno por acumulación y creo que a nivel
impacto es una de las más potentes. Precisamente porque pienso que muchas personas que
vengan a vernos se pueden sentir identificadas con algunas de esas historias y se va a generar
debate.
¿Qué aspecto del trabajo en esta producción te ha sorprendido o inspirado más?
En primer lugar, valoro muchísimo el trabajo que ha realizado Pablo Alamá como creador de la
pieza. No es nada fácil dar vida a varias piezas a la vez y creo que ha realizado un trabajo
maravilloso e inspirador. Al final estamos hablando de un tema del que conocemos muy poco y
del que es difícil saber si no te enfrentas tú a él o tienes a alguien cercano que lo sufra.
Esa labor, la de acercar una realidad desconocida al público general, es la que más me inspira.
Porque, además, hacerlo desde la libertad que nos dan las artes escénicas nos permite
abordarlo de una manera que en un medio de comunicación, por ejemplo, no se podría
abordar. Las artes nos permiten empatizar de una manera más profunda e íntima y la labor
social de la pieza es lo más enriquecedor para mí.