El jueves 6 de junio fui invitada a la degustación anual de Bodegas López en la sucursal ubicada en pleno barrio de Palermo. Esta Bodega que lleva 121 años de vida, continúa siendo dirigida por la familia fundadora.
El evento lleva el nombre “López de punta a punta”, y es la ocasión en que es posible recorrer todas las líneas de la bodega que incluye tintos, blancos, jerez, espumantes y también aceite de oliva.
Una vez acreditada, me recibieron con un espumante Montchenot Rosé brut nature, de Pinot Noir y Chardonnay, muy fresco y floral ideal para dar inicio a la noche.
A continuación, Eduardo López, cuarta generación conductora del legado familiar, dio inicio al evento de manera oficial con unas emotivas palabras ya que ese día se cumplía el primer aniversario del fallecimiento de su padre. Acto seguido, contó las novedades de la bodega. Entre las más destacadas, mencionó que tanto las líneas Vasco Viejo, elaborado con uvas Malbec, Bonarda y Tempranillo, como Traful, realizado con Tempranillo, Malbec, y otras cepas de Maipú y Lujan de Cuyo, presentan más fruta y juventud. A su vez, la añada 2015, de Rincón Famoso, fue omitida pasando del 2014 al 2016 y presentando, este último, mayor cantidad de aromas, rico en boca y fácil de disfrutar. Para cerrar, Eduardo López resaltó una característica del “Estilo López”: vinos que se toman solos incluso sin comida, pero que se disfruta con ella; y, acto seguido, nos invitó a probar las estrellas de la noche.
Fue entonces que me acerqué a los cinco decanter que contenían los elixires. Allí se encontraban: Chateau Montchenot edición especial 1983; Montchenot gran reserva 115 años -añada 1988-; Montchenot gran reserva 20 años -cosecha 1999-; Montchenot gran reserva 15 años -cosecha 2004-; y Federico López gran reserva 2000.
Rompiendo con la teoría que dice que hay que ir de los vinos más jóvenes a los más añejos, comencé por el Chateau Montchenot edición especial 1983, vino con más años que yo, y que, para sorpresa de muchos, pero no para los conocedores de esta bodega, se presentó vivaz, con un color rubí granate, con reflejos teja y una brillantez increíble. En nariz se notaban notas de evolución, principalmente frutos secos, y en boca sedoso con una acidez presente que muestra que las botellas que aún quedan podrán resistir de forma impecable el paso de unos años más. Luego, proseguí con el Montchenot gran reserva 115 años añada 1988, mi preferido de los cinco, que también mostraba notas de evolución consecuencia de sus 31 añitos, pero que, además, presentaba una fruta en nariz que lo hacía irresistible.
Continué con el Montchenot gran reserva 20 y 15 años, ambos elaborados con uvas Cabernet Sauvignon, Merlot y Malbec, con tonalidades granate más intensas que los dos anteriores y una magnífica complejidad aromática. Finalmente, fue el turno del Federico López gran reserva 2000, blend de Cabernet Sauvignon y Merlot provenientes de antiguos viñedos plantados en 1940 y elaborado en homenaje al fundador de la bodega Don Federico López. En la copa se mostraba de color rubí intenso y en boca tan sabroso que invitaba a continuar bebiéndolo.
Hacia el final, luego de recorrer los distintos stands con sus clásicos Chateau Vieux, López, Miguel Brasco, Casona López y Xero, probé el Dulce López, espumante de Chardonnay, Semillón y Chenin Blanc, con un excelente equilibrio entre su dulzor y acidez, con mucha frescura y pequeñas burbujas que sirvieron de cierre a una gran noche de esta edición anual de “López de punta a punta” gracias a lo cual pude conocer en mayor profundidad, muchas de las características y secretos de esta emblemática bodega.
Paulita Lima
Comunicadora del vino
Apasionada por vid y los frutos de su transformación, ávida por transmitir el mundo del vino. Escritora por vocación, realizó programa intensivo de Sommelier en la EAS (Escuela Argentina de Sommelier), y otros cursos en la EAV ( Escuela Argentina de Vinos).