Entrevista a Florencia Ghio, autora de Aguas Turbias, una novela que combina thriller, drama, romance y crítica social. La escritora revela el origen de la historia, la construcción de Aleida San Martín, la influencia del Poder Judicial, el sur argentino como escenario narrativo y el impacto emocional del final. Una charla profunda sobre justicia, verdad, memoria y literatura contemporánea argentina. Ideal para lectores de novela negra, thriller psicológico y narrativa social.
Hay novelas que no se leen: se atraviesan.
Agua Turbias es una de ellas.
En esta entrevista íntima y poderosa, Florencia Ghio abre la cocina de su novela: el origen de Aleida San Martín —una protagonista tan brillante como rota—, el sur argentino como herida y territorio, y un sistema judicial que a veces protege menos de lo que promete.
Hablamos de memoria y ficción, de mujeres que no encajan en el molde de heroína perfecta, de justicia, culpa, amor y corrupción. De personajes secundarios que no acompañan: empujan. Y de un thriller emocional donde el verdadero suspenso no es qué pasa, sino qué le pasa a quien se atreve a mirar la verdad de frente.
Una conversación para quienes creen que la literatura también puede incomodar, denunciar y, de vez en cuando, reparar.
Porque cuando todo se vuelve turbio, alguien tiene que animarse a remover el fondo.
📖 Aguas Turbias no pide permiso. Avanza.
¿Cómo nació Aguas Turbias? ¿Qué fue lo primero: la protagonista, el caso o el ambiente del sur?
La novela nació de una mezcla muy íntima entre memoria y ficción. Aleida apareció primero: una mujer rota, brillante, exiliada emocionalmente en Buenos Aires, peleando contra un sistema judicial que muchas veces devora a quienes quieren hacer bien las cosas. Después vino el sur, mi propio paisaje de infancia y adolescencia, con su viento feroz y sus soledades. Y finalmente apareció el caso: el homicidio de una bioquímica y dos chivos expiatorios. No es la copia de un hecho real, pero sí está inspirada en problemáticas concretas. Desde ahí la ficción tomó su propio rumbo.
Aleida San Martín es una protagonista fuerte, compleja, contradictoria. ¿Cómo la construiste?
Quería una mujer muy humana, no una heroína perfecta. Aleida lucha contra la depresión, la ludopatía, el trauma familiar y la frustración laboral. Pero justamente por sus grietas se vuelve peligrosa: una persona que no tiene nada que perder puede cambiarlo todo. Me interesaba mostrar que la fortaleza puede nacer del dolor, y que la justicia —la verdadera— a veces solo aparece cuando alguien decide romper las reglas para defender la verdad.
La novela mezcla crimen, drama, romance y crítica social. ¿Desde el comienzo la pensaste así?
Sí, porque la vida rara vez transcurre en un solo género. Aguas Turbias es un thriller, pero también es una historia de vínculos, pérdidas, humor negro, amor y corrupción estructural. Quería que el lector sintiera que estaba subido a una montaña rusa emocional. La investigación del crimen convive con escenas profundamente humanas: la relación con una madre que se apaga por el Alzheimer, la hermandad rota con Camilo o el amor accidentado con Osvaldo Faure.
Muchos personajes secundarios son inolvidables. ¿Cómo surgieron Luz Marina, El Sátiro o El Pelado?
Surgieron de una intuición: Aleida no podía enfrentar ese monstruo sola. Luz Marina aporta sensibilidad y ternura, pero viene de una historia durísima. El Pelado representa la culpa y la lealtad. Y El Sátiro es el submundo, la frontera entre lo legal y lo criminal.
¿Te influyó tu experiencia en el Poder Judicial a la hora de escribir?
Muchísimo. Conozco desde adentro lo mejor y lo peor del sistema. En Aguas Turbias hay ficción, pero hay algo real en el clima: la burocracia, las presiones, los agujeros negros y también esas personas que siguen peleando aunque casi nadie las vea.
Hay un componente de thriller emocional muy fuerte. ¿Qué te interesa del suspenso?
El suspenso no es solo qué va a pasar. Es qué le va a pasar al personaje con eso que pasa. Me interesa ver cómo se quiebra alguien y cómo se reconstruye.
El sur argentino es casi un personaje más. ¿Qué significa ese paisaje en la novela?
El sur es origen y herida. Es el lugar que Aleida juró no volver a pisar y donde debe enfrentarse a sí misma. Quería un escenario que respirara tensión.
Si tuvieras que definir la novela en una frase, ¿cuál sería?
Una mujer sin nada que perder decide enfrentarse al poder más oscuro para honrar una verdad que otros quisieron enterrar bajo tierra..
La novela fue señalada como muy cinematográfica. ¿Te gustaría una adaptación?
Sí, absolutamente. Aguas Turbias tiene algo visual: los paisajes del sur, los interrogatorios, las escenas tensas. Varios lectores me dijeron que es una película esperando suceder.
¿Cómo reaccionan los lectores ante el final?
Con mucha emoción. Algunos lloran, otros lo sienten reparador. La novela no cierra todo prolijamente: cierra lo necesario.
¿Qué te gustaría que quede resonando después de leer Aguas Turbias?
Que la verdad tiene consecuencias, pero también un valor incalculable. Y que incluso cuando el mundo se vuelve turbio, siempre hay alguien dispuesto a empujar la historia hacia la justicia.
