Aunque parecía imposible, el día del padre llegó en cuarentena y, como a muchos, me tocó festejarlo con el mío a la distancia, pese a que intentamos acotarla a través de una pantalla con copa en mano, brindando por la ocasión. En esta oportunidad elegí un vino de la Bodega El Esteco, especial para mi, ya que mi viejo solía elegir ejemplares de esta bodega para los asados del domingo.
El Esteco se encuentra en la región de los Valles Calchaquíes, Provincia de Salta. Fundada en 1892 por los inmigrantes franceses David y Salvador Michel, es una de las bodegas pioneras en el arte de la vitivinicultura argentina.
A más de 1800 metros de altura sobre el nivel del mar, la sorprendente amplitud térmica genera un marcado contraste entre los días cálidos y las noches frías, permitiendo la obtención de uvas maduras que concentran todas las particularidades de la zona. Con su fruto esta bodega elabora distintas líneas de vinos que se acercan a los distintos gustos y bolsillos del consumidor. En sus líneas entry level encontramos Elementos, seguida por Don David, los que suelen encontrarse fácilmente en varios puntos de venta, desde supermercados hasta vinotecas. Y luego, los tope de gama, como Altimus y El Esteco Chañar Punco, ambos blends, con paso de 18 meses por barrica y un potencial de guarda de 20 años.
El Don David supo estar presente varios domingos en mi mesa familiar en sus distintas variedades, como el clásico Malbec o Cabernet Sauvignon y el no tan habitual Tannat, muy aromático, con buena estructura y revelador de las características de una cepa oriunda del sur de Francia, que supo encontrar su lugar en el suelo del norte argentino.
Para este día elegí de mi cava la botella de Cabernet Sauvignon de la línea Fincas Notables añada 2015. Este vino tuvo un paso por barrica de 15 meses y tan solo descorcharlo empezó a desplegar todos aquellos aromas enfrascados durante los últimos 5 años. Con una nariz muy expresiva, lo primero que asomó fueron esas notas pirazinas tan propias de esta cepa, aquello que en criollo asemejamos al pimiento o al morrón, en este caso verde y asado, con notas ahumadas. Luego sí, apareció la fruta y un dejo vegetal con el transcurrir de los minutos. En boca se presentaba muy sedoso, con una entrada levemente dulzona y franco, ya que se percibía aquel pimiento mostrado en la nariz. De buena acidez y taninos redondos, con un largo final que supo ser el perfecto compañero del plato de sorrentinos elegido para la ocasión.
Sin dudas fue un día muy especial, teñido de nostalgia, afecto, risas y muchos otros condimentos más, en el que el vino supo estar a la altura, evocando en mi memoria el recuerdo de todos aquellos varietales de la bodega El Esteco disfrutados un domingo cualquiera en familia y abrigando las ansias de que en breve, este reencuentro, con brindis incluido, pueda replicarse en forma presencial.
Muy feliz día del padre, salud!
Paulita Lima
Comunicadora del vino
Apasionada por vid y los frutos de su transformación, ávida por transmitir el mundo del vino. Escritora por vocación, realizó programa intensivo de Sommelier en la EAS (Escuela Argentina de Sommelier), y otros cursos en la EAV ( Escuela Argentina de Vinos).