El aislamiento obligatorio decretado allá por el veinte de marzo, nos llevó a disfrutar de las cotidianeidades desde un nuevo lugar. La imposibilidad de realizar encuentros sociales nos ha impedido recorrer ferias y bodegas, pero aún así, continuamos descubriendo el maravilloso mundo del vino desde el sillón de casa, lo cual nos permite continuar transmitiéndoles nuevas experiencias.
Así, en estos días tuve la chance de ir descubriendo distintos vinos que desde la Bitácora del Vino queremos compartirles.
Entre las primeras bodegas descorchadas estuvo Corazón del Sol, propiedad del cardiólogo. Madaiah Revana, quien en 2008 encantado por el terruño del Valle de Uco, al pie de la Cordillera de los Andes decidió incorporarla a su grupo de renombradas bodegas de Napa, Revana Family Vineyard y en Oregon, Alexana Winery.
Desde entonces apostó a 7 hectáreas de viñedo en la base de los Andes a una altura de unos 1.100 metros sobre el nivel del mar. Con un paisaje visual impresionante, los Andes también son responsables de los suelos aluviales increíblemente profundos que definen la viña, donde su enólogo Cristian Moor lleva adelante la elaboración de las distintas líneas en base a las cepas tintas Malbec, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon, Merlot, Garnacha, Syrah y Monastrell, y entre las blancas Semillón, Roussane, Marsanne, Viognier y Chardonnay.
En esta cuarentena degusté el Corazón del Sol Syrah 2015 proveniente del bloque 22 de la finca. Tras el descorche lo primero que sentí fue la sensación de “que linda nariz” que de a poco se fue abriendo más y más. Aparecieron los aromas de especias, regaliz, algo de chocolate y vainilla (resultado de sus 12 meses de paso por barrica). En boca de cuerpo medio, con notas especiadas y una fruta roja madura que le aporta estructura, un tanino muy redondo y un final que persiste. Para maridar elegí un pastel de carne y calabaza que le fue muy bien.
Otro de sus vinos degustados, y que sigue una receta clásica francesa, es su Corazón del Sol Luminoso, GSM por las siglas de sus cepas Garnacha, Syrah y Monastrell. Este blend es clásico del sur de Francia, en la región del Ródano donde estas tres uvas protagonizan, con ayuda de otras variedades, los famosos vinos de la Côtes-du-Rhône apelación que integra, entre otras denominaciones, los célebres vinos de Châteauneuf-du-pape, Condrieu, Gigondas, Hermitage y Vaqueyras. Una característica del Luminoso es la co-fermentación de las tres uvas, es decir, se realiza una fermentación que mezcla las distintas cepas juntas, obteniéndose, de este modo, un vino complejo dado que las diferentes cepas colaboran entre sí en la extracción de componentes y características. En particular es un vino que en nariz tiene un toque de fruta roja, algo floral y un leve especiado. En boca es de acidez media, con fruta roja joven y de volumen medio.
Por último y aunque lo probé hace ya unos meses, no quería dejar de mencionar su Corazón del Sol Padma Rose. Un rosado de Garnacha que presenta volumen en boca, texturas elegantes, con un buen balance entre alcohol y acidez, y una nariz con aromas de pomelo rosado, cítricos con notas florales que lo vuelven único, donde además del bello diseño de su botella, cuenta con una excelente presentación. Aquí culmino la primera de otras tantas experiencias sensoriales que procuraré seguir compartiéndoles en este tiempo de excepción, para que podamos seguir disfrutando del deleite que la degustación nos provoca a los amantes del buen beber.
Paulita Lima
Comunicadora del vino
Apasionada por vid y los frutos de su transformación, ávida por transmitir el mundo del vino. Escritora por vocación, realizó programa intensivo de Sommelier en la EAS (Escuela Argentina de Sommelier), y otros cursos en la EAV ( Escuela Argentina de Vinos).