Los otros Duarte
Dirección Marcelo Velázquez- Dramaturgia Gastón Quiroga
Reestreno Sábado 1 de Abril
Funciones: Sábados, 20 hs. Teatro del Pueblo – Lavalle 3636, CABA-
Entradas: www.alternativateatral.com
Entrevista a Entrevista a Marcelo Velázquez (Director)
¿Cómo fue que surgió la idea de llevar esta obra al teatro?
Leí la obra de Gastón Quiroga por primera vez como jurado del Concurso de dramaturgia “Roberto Arlt” que organizó la Universidad Nacional de las Artes (UNA) en 2015 donde, junto con Patricia Zangaro y Bernardo Carey, le otorgamos el segundo premio y su correspondiente publicación en libro. En el 2019, Los otros Duarte gana el Concurso “Del texto a la puesta en escena” organizado por Argentores que otorga dinero como aporte para la producción de la obra. A instancias de la dramaturga Patricia Zangaro creímos que una obra tan premiada merecía ser puesta en escena. No conocía al autor así que nos contactamos y propiciamos un encuentro de café para charlar sobre la obra y las posibilidades de llevarla a escena. Para un autor de teatro, el mayor deseo es que esa imaginería escrita se concrete en un espectáculo y para mí, como director de teatro, significó encontrarme con un texto que me generaba inquietudes, preguntas, y que me interpelaba como persona y como artista. Un combo perfecto y que me entusiasmaba mucho, como todo nuevo proyecto teatral que emprendo.
¿Llevó mucho tiempo el armado de la obra y cómo fue la selección de los actores que la representan?
Ensayamos con tres maravillosos actores, muy entusiasmados con la obra y muy profesionales (Cecilia Sgariglia, Guillermo Flores y José Manuel Espeche). Flores y Espeche son colegas y compañeros docentes en Artes Dramáticas de la Universidad Nacional de las Artes (UNA). A Cecilia Sgariglia la conocí para este proyecto. No imagino a otros hermanos Duarte que no sean estos actores. Lograron una comunión en el trabajo que trasluce una verdadera hermandad. Y en el proceso, también trabajé con mi asistente de dirección (Laura Dmitruk) y la productora ejecutiva (Cristina Sisca), dos presencias fundamentales para el proyecto. Ensayamos durante seis meses aproximadamente muy intensos. Se fue sumando en el proceso un equipo técnico artístico de lujo en todos los rubros con los que trabajo siempre (Ariel Vaccaro en la escenografía, Paula Molina en el vestuario y Alejandro Le Roux en la iluminación).
¿Cómo fue la experiencia de los ensayos y en especial la del ensayo general?
El proyecto comenzó a gestarse antes de la pandemia pero tuvimos que dejarlo en stand by hasta que pudiéramos comenzar a ensayar presencialmente aunque, como todos los teatristas, hacíamos reuniones y ensayos a través del zoom. Luego de los dos años de la pandemia en la que se interrumpió la actividad teatral, retomamos el proyecto de Los otros Duarte, sin perder nunca comunicación con el autor y manteniendo vivo el deseo de concretar el espectáculo.
El proceso de trabajo para llevar adelante este espectáculo implicó para mí como director, y también para todo el equipo, revisar y repensar nuestra propia historia, incluso familiar, sobre el peronismo o los peronismos, como mencionan algunos historiadores y sociólogos. Fue un proceso de trabajo muy movilizador, donde afloraban permanentemente recuerdos sobre los acontecimientos de nuestra historia argentina en relación con el peronismo, con Eva y con Perón y siempre atravesados en nuestra vida cotidiana, en nuestras familias, como les sucede a Chacha, Cholo y Chichilo. En la historia de nuestras familias también encontrábamos las grietas, las discusiones, las adhesiones y los rechazos. La política también había entrado en nuestros hogares de un lado o del otro y nunca se iría.
El ensayo general siempre conlleva muchos nervios y también cansancio luego de tantos meses de trabajo. Es muy necesario ya que en él se ponen en juego todas las artes que hacen al espectáculo teatral (vestuario, escenografía, música, iluminación, actuación, espacio). Generalmente se llega al ensayo general con el tiempo justo. La verdad es que nunca salen del todo bien pero creo que así debe ser y funciona para terminar de ver algunas fallas o problemas en cualquiera de los rubros que aún se pueden resolver para el estreno. Es un salto al vacío y también una forma de comenzar a ponerle un punto final al proceso de trabajo antes del encuentro con el público. Y aquí comienza otra historia.
¿Qué cosa o que sensación has sentido cuando terminó la primera función?
La sensación es la de haberlo hecho, una vez más, que no es poco, y de trabajo concretado. Nunca disfruto mucho la función de estreno porque estoy muy pendiente de que todo salga bien. Al terminar la función de estreno, trato de estar muy receptivo a los comentarios de amigues y del público conocido y son las primeras apreciaciones sobre el espectáculo. Y siempre me sorprendo con la recepción. Creo que esta primera función es como un termómetro que va a marcar el camino del espectáculo. Hay que pasarla y ya en las siguientes funciones empiezo a relajarme y a disfrutar del trabajo que hicimos en equipo.
Básicamente y sin contarnos el final de la historia ¿Qué nos cuenta la obra?
Gastón Quiroga, autor de Los otros Duarte, imagina y ficcionaliza situaciones del transcurrir cotidiano de los hijos de la familia “legítima” de Juan Duarte (el padre de Evita) a lo largo de casi cincuenta años, desde 1926, momento inicial de la obra con el velatorio del padre hasta el 1° de julio de 1974, el día del fallecimiento del Gral. Perón. Estos tres hermanos de la obra, Chacha, Cholo y Chichilo, son una síntesis dramatúrgica y ficcional de aquellos seis hijos “legítimos” de Juan Duarte y Adela Uhart, nacidos en Chivilcoy en la provincia de Buenos Aires y de los que muy poco sabemos. A través de los ojos de estos otros Duarte, con su odios, desprecios y rivalidades es que transcurre la vida de Evita, la “iligítima”, la “bastarda” ya que no fue reconocida por su progenitor.
Lo más interesante de Los otros Duarte es que imagina, inventa y propone un lado B de conocer lo sucedido: el del impacto que produce en la cotidianidad y en el interior de las familias, el surgimiento, la trayectoria y la muerte de Eva Perón. Como si la obra plasmara lo que se propuso Evita: politizar a las familias y especialmente a las mujeres, relegadas hasta entonces de la política de los hombres. Los otros Duarte es un drama familiar atravesado por la historia argentina y donde la política entra en los hogares. Especialmente, la mujer de estos tres hermanos, Chacha, es la principal depositaria de esta politización y reproduce el discurso de una parte de la población que han despreciado y estigmatizado a Evita y al peronismo. En este 2023 y en nuestro contexto político tan agitado, esto es leído como la insoslayable “grieta” que atraviesa nuestra sociedad: sabemos que el surgimiento del peronismo engendró, al mismo tiempo, el antiperonismo. Y este discurso antiperonista y negador del personaje de Chacha amplifica sus sentidos en el teatro (y esto lo produce el acontecimiento teatral) con efectos risibles y hasta desopilantes.
¿Cuál fue el mayor desafío, al momento de empezar a armar las distintas partes de la obra?
La obra de Gastón Quiroga tiene una particularidad que significó un desafío y una toma de decisiones: el paso del tiempo. La obra trascurre a lo largo de casi cincuenta en la vida de los tres hermanos Duarte. Comienza cuando son muy jóvenes y se llega hasta el final de sus vidas. Sin embargo, preferí optar, como una decisión estética, por actores maduros, sin caracterizarlos en ningún momento de la obra y que atravesaran todos esos años. Intuía que esto iba a funcionar y así fue. Los actores y la actriz pusieron a disposición sus cuerpos, su expresividad y sus emociones para dar cuenta del paso del tiempo y sin ningún artificio de maquillaje o caracterización. Esto pudo hacerse porque contaba con grandes actores y con mucho talento y oficio.
¿Contános un poco cómo fue ese paso de la actuación a la dirección?
Venía trabajando mucho como actor y en algún momento sentí la necesidad de abrir otros caminos dentro del teatro. Y me fui a estudiar puesta en escena con el maestro Rubén Szuchmacher. Siempre me gustó estudiar y formarme. Estuve tres años con él y me abrió la cabeza y la sensibilidad a otras miradas sobre el teatro. A partir de allí, comencé a hacer mis primeros ejercicios de puesta en escena y en seguida llegó la primera obra que fue una versión de Criminal de Javier Daulte. Desde ese momento no paré y me fue muy bien. Es un lugar muy diferente el de la dirección. Hay que abarcar muchas cosas, la totalidad del espectáculo y tomar muchas decisiones, artísticas y de producción. Disfruto mucho este rol, aunque extraño la actuación así que espero pronto poder hacer ambas cosas.
Me imagino que después de estos años arriba de un escenario debe haber un tipo de obras teatrales que te gustan más que otras… ¿Cuáles son tus preferidas para actuar y cuáles serían para dirigir?
Creo que, de alguna manera, luego de tantos años, las obras no empiezan a buscar. Leo mucho teatro y literatura y también estoy muy atento a lo que sucede en el medio teatral. Tanto para actuar como para dirigir elijo hacer obras que me sensibilicen, me emociones, me diviertan. Me tiene que pasar algo de todo esto. Muchas veces me pregunto “¿para qué esta obra?”. Y, también, obras que presenten un desafío, que tengan problemas para resolver en escena. Y hago una lectura y un estudio muy profundo de los materiales que me llegan o que elijo. Este modo de lectura me viene de mis estudios de Letras. Tengo una relación muy familiar y disfrutable con los textos.